diumenge, 29 de desembre del 2013

'DIARIO DE H.' (La Galera), de Hypatia Pétriz

Tengo la suerte de conocer personalmente a Hypatia Pétriz, la autora de esta novela, y digo 'suerte' porque es una fortuna tener el privilegio de ver cómo se desarrolla un escritor desde sus inicios, que es lo que me ha pasado a mi con ella.

La gran mayoría de artistas dan muestras de sus dotes a muy temprana edad y Hypatia no es una excepción. La conocí con 13 años y ya entonces quiso compartir conmigo algunos de sus escritos, unas pequeñas maravillas, tanto por el argumento como por el estilo, que me impresionaron por la madurez de sus reflexiones. Por eso, no me extrañó cuando supe que La Galera iba a publicarle una novela, una historia que tiene algo de autobiografía aunque predomine la ficción: Diario de H.

El libro narra en primera persona el día a día de una adolescente que se topa por primera vez con esas constantes que no dejan de aparecer en la vida de los adultos: el amor, la amistad, el desengaño, el reto, el fracaso... Y lo hace de una manera abierta, directa y fresca, como se corresponde a la actitud de alguien que  aún arrastra jirones de niñez. 

Esa efervescencia narrativa me ha sorprendido porque, habiendo leído escritos tan maduros de la autora, no esperaba que tuviese tanta versatilidad. Su capacidad para adaptar el discurso a lectores de su edad me ha maravillado. Así, Hypatia aparca sus construcciones más elaboradas y su lucidez introspectiva  para dejar paso a un diálogo espontáneo, en el que alterna hábilmente  reflexiones claras y referencias constantes a sus grandes pasiones: la música y la literatura. De este modo recupera anécdotas muy líricas  y revive nombres míticos del rock para acercarlos a sus lectores. Incluso el cine tiene su espacio en el maravilloso mundo de H. Y es un auténtico placer ver cómo todas esas viejas leyendas lucen en su universo.

Diario de H. es algo más que una historia de primeras experiencias que emociona y engancha, para los adultos es, además, un viaje hacia su antiguo corazón. Un trayecto de ida que nos transporta a aquellos días de adolescencia en que todo se vivía con anhelante intensidad. Pero, por encima de todo, es el testimonio del despegue de una nueva y brillante autora con mucho aún por contar. 

dimarts, 17 de desembre del 2013

'ELS FANTASMES DE DALÍ' (Columna), de XAVIER GUAL


Ja fa temps que tenia ganes de llegir aquesta novel·la, no només pel que havia vist de l’argument sinó, també, pel que jo intuïa en el títol.  Aquesta impressió meva em deia que em trobaria amb una història inquietant, misteriosa i amb l’al·licient afegit de girar entorn d’un dels personatges més excèntrics dels darrers temps. No em vaig equivocar. Els fantasmes de Dalí és un extravagant relat que ens col·loca al centre de la paranoia per mostrar-nos  la inconsistència del que considerem real.

I dic extravagant en el més ampli sentit de la paraula que aplega la qualitat extranya dels personatges, els fets extraordinaris que explica i, sobretot, l’estil, que desafia els límits de la narrativa barrejant relats i deliris. Aconseguir trobar l’equilibri en aquest còctel de passions, secrets i revelacions no és fàcil, però l’autor se’n surt amb una innegable elegància que deixa en el relat una empremta única. Així, Xavier Gual ha sabut mostrar-nos una faceta insòlita de l’artista surrealista. Ens acosta als seus temors, a les seves pertorbacions -més universals del que semblen-, i en fa un retrat no del personatge sinó de la persona.

En Els fantasmes de Dalí hi trobem un conte de por, un secret desvetllat i una història de desamor. També hi descobrim al·legories i simbolismes que ens acosten a l’univers dalinià. Aquí cal destacar la feina feta per l’autor, una tasca que sintetitza en uns quants capítols on es despleguen els trets més característics tant de l’obra com de l’artista. Però, a més, la novel·la descriu en detall els paisatges que emmarquen –i mai millor dit- el llegat de Dalí: Púbol, Portlligat i Figueres.

Els fantasmes de Dalí són, en definitiva, dos relats desvinculats en el temps però que es relacionen a través de les pors, els fantasmes que assetgen els dos protagonistes: Dalí i Guillem. O el que és el mateix, Càstor i Pòl·lux, mite estimat del pintor. Un llibre original, detallista i precís sobre un home únic i plural. 

Aquí podeu llegir una entrevista que Tribuna Maresme va fer a l'autor: Xavier Gual.

divendres, 6 de desembre del 2013

Exposición 'Aquellas postales de Navidad', de Cucatraca


"Reconozco abiertamente que me gusta la navidad, en especial enviar y recibir felicitaciones por correo postal. Es una costumbre que tengo interiorizada desde muy pequeña y que, desgraciadamente, se está "perdiendo" con la irrupción de las nuevas tecnologías.

Aún así, todavía existen algunos nostálgicos como yo que, entre tanta variedad tecnológica para felicitar las fiestas, encuentran en el correo tradicional el motivo perfecto para decirte 'me he acordado de ti'.

Escribir y enviar una postal tiene un valor añadido que los otros medios no contemplan y seguramente mi testimonio no cambiará la conciencia colectiva a la hora de felicitar las fiestas, pero sé que empezando por pequeños actos, individuales, puedo contribuir a recuperar una tradición que no debería perderse." Cucatraca.


"Aquellas postales de navidad" es una pequeña exposición que rinde homenaje al género del christmas a través de la mirada nostálgica de la ilustradora Laia Codina bajo su alter ego Cucatraca. Defensora del hábito de escribir y enviar christmas por correo tradicional, sostiene que lo único que puede compararse a la emoción de escoger la tarjeta ideal es recibirla.

Un sentimiento que se aprecia en sus trazos, tal vez porque los alienta el ánimo de aquella niña que fuimos todos, la que escogía postales de una caja y coloreaba sus propias reproducciones.

Podréis admirar sus originales y adquirir algunas de sus postales en la inauguración que tendrá lugar el próximo jueves 19 de diciembre, en la tienda Cute and Crafts de Santa Coloma de Gramanet a partir de las 20h. La exposición estará vigente hasta el 11 de enero de 2014.

Para saber más sobre Cucatraca clicad aquí: Postales de Navidad, mucho más que un recuerdo.



“Lo único que puede compararse a la emoción de rebuscar en un cajón la tarjeta ideal es recibirla.” 

dijous, 5 de desembre del 2013

Postales de Navidad, mucho más que un recuerdo


Felicitación navideña de Laia Codina

Siempre que se acercan las fiestas navideñas evoco el tiempo en que solía escribir tarjetas a mis compañeras de clase. De esto hace más de treinta años y seguramente fue una costumbre que se mantuvo durante tres o cuatro cursos pero, como todo lo que ocurre en la niñez, lo viví de una manera muy intensa e ilusionante. Antes de que llegaran las vacaciones de Navidad, al salir de la escuela me acercaba a una papelería a buscar unas cuantas tarjetas navideñas.  Tenía que elegir una cantidad limitada a unas pocas compañeras, pero eso no quitaba ilusión a la tarea de escoger, de la cajita que me ofrecía la dependienta, siete u ocho felicitaciones navideñas para mis amigas. De pie, apoyada en un rincón del mostrador, iba pasando las distintas postales hasta que veía una que me gustaba y la separaba del resto dejándola sobre el tablero. Solía llevarme las que representaban escenas de pastorcillos, dibujadas con trazos redondeados que daban a las caritas de niños y angelitos una expresión muy tierna. Generalmente eran las de Joan Ferràndiz, aunque también me gustaban mucho las de Constanza y las de Vernet.
Tarjeta navideña de Constanza (www.silvitablanco.com.ar)
Una vez hecha la elección me volvía a casa pensando en lo que escribiría en cada una, ya que al día siguiente las entregaría en mano. Esos días previos a la navidad, antes de que comenzaran las clases o al terminarlas, solíamos sacar las postales de la cartera y las repartíamos. Es curioso, pero no recuerdo cómo eran las que yo recibía. Sólo me ha quedado grabado en la memoria el hecho de la elección, las ilustraciones y aquella papelería que ahora es una tienda de telefonía. Seguramente me debían enviar el mismo estilo de tarjetas, porque a todas nos gustaban las postales de Ferràndiz y las de los ilustradores que dibujaron los cuentos de nuestra infancia. Unos artistas de los que ahora poco sabemos, a pesar del color que pusieron a nuestras primeras lecturas: ‘Constanza’, nombre artístico de Constanza Armengol que ilustró cuentos clásicos y populares a lo largo de más de 40 años; Juan Vernet, ilustrador infantil y autor de numerosas tarjetas navideñas y de Primera Comunión; y Carlos Vives, diseñador gráfico que desarrolló gran cantidad de postales navideñas tridimensionales. 
De todos aquellos artistas sólo Joan Ferràndiz consiguió el reconocimiento que merecía. Sus postales comenzaron a aparecer en la década de los cincuenta del siglo XX, cuando los christmas que se enviaba la gente consistían en reproducciones de obras clásicas. Poco a poco los dibujos de Ferràndiz acabaron por desbancar esas imágenes y sus postales se convirtieron en las preferidas de muchos. Medio siglo después, sus cándidos dibujos de pastorcillos y angelitos infantiles encarnan aún la imagen que todos tenemos de la Navidad.

Pero…¿cómo surgió la postal navideña?

Esta costumbre que ahora evoco se remonta a mucho tiempo atrás, concretamente a 1843. En aquellos lejanos días la gente solía intercambiar felicitaciones escritas a mano, una tarea que precisaba de un tiempo que Henry Cole, funcionario y diseñador inglés, no tenía. Así que se le ocurrió que podía diseñar una postal con un mensaje de felicitación y luego enviarla a todos sus familiares y amigos. Con ese objetivo, encargó al pintor John Calcott Horsley que dibujase una escena navideña para poder reproducirla en una imprenta añadiendo una frase de buenos deseos. Horsley elaboró un tríptico consistente en dos paneles laterales -uno representaba el acto de caridad de vestir al desnudo y el otro el de alimentar al hambriento- y una ilustración central que mostraba a una familia disfrutando alegremente de las fiestas. Bajo la imagen estaba impresa la frase: 'A Merry Christmas and a Happy New Year To You'. La postal navideña acababa de nacer.

La primera postal de Navidad

De esas primeras litografías coloreadas se hicieron mil copias y las sobrantes se pusieron a la venta dando origen a un nuevo y floreciente negocio. Veinte años después de aquello se empezaron a imprimir tarjetas navideñas de serie, con tanto éxito que pronto se generalizó su uso mucho más allá de tierras británicas. En Estados Unidos, Louis Prang, impresor, litógrafo y editor, empezó a ofrecer, en 1875, tarjetas de Navidad convirtiéndose así en ‘el padre del christmas americano’.  
Tras su nacimiento, la postal navideña experimentó en el siglo XX un proceso de evolución y declive. Durante las primeras décadas el christmas se ajustó a los gustos y a las nuevas técnicas de impresión. Más adelante, las dos guerras mundiales trajeron temas patrióticos a sus diseños y, ya en los 50, se volvieron a poner de moda las imágenes nostálgicas y religiosas de sus inicios. Los años siguientes el intercambio de tarjetas de Navidad se incrementó hasta llegar a su punto más álgido a finales de siglo. Sin embargo, era el principio del fin: las nuevas tecnologías, que habían favorecido el diseño y la distribución de las postales navideñas, acabaron por arrinconarlas. Hoy en día, el uso de los teléfonos móviles y los ordenadores ha dejado tan desfasada la costumbre de enviar felicitaciones que la ha limitado a los nostálgicos como yo.
Pero, a pesar de eso, las tarjetas de Navidad siguen despertando añoranzas y pasiones. Durante años han sido muchos quienes las han coleccionado con afición. El Museo Británico conserva la gran colección de christmas que reunió la  reina Maria de Inglaterra, y las postales navideñas de la llamada edad de oro de la impresión (1840-1890) han llegado a alcanzar elevadas sumas en las subastas. En diciembre de 2005, por ejemplo, una de las tarjetas originales de Horsley fue vendida en casi 9000 libras.

Un posible resurgir de la postal

Sin embargo, aunque oscuros nubarrones se ciernen sobre el futuro de la tarjeta navideña, aún quedan motivos para la esperanza. Hace apenas un año la ilustradora y profesora de dibujo Laia Codina escribió una entrada en su blog (cucatraca.blogspot.com.es) en la que mostraba una selección de su colección de tarjetas de Navidad y explicaba el origen de sus propios christmas. Según cuenta, empezó a dibujarlos para felicitar a sus amigas del colegio y, salvo alguna interrupción, ha continuado con la tradición hasta el día de hoy. 

Postales reunidas por Laia Codina
Las primeras postales “handmade” de esta artista que firma como Cucatraca  aparecieron en época de la EGB, concretamente en los 80. En clase eran casi 40 niñas y como apenas tenía  recursos económicos tuvo que ingeniárselas para corresponder a las tarjetas navideñas que recibía de sus compañeras. Así que puso en práctica una técnica consistente en copiar algunas de sus ilustraciones preferidas y pasarlas a tinta. De esta manera confeccionaba una especie de catálogo de christmas para poder escoger luego un dibujo a gusto de la futura destinataria, fotocopiarlo en cartulina blanca y, finalmente, colorearlo a mano.

Tras esa faceta como creadora de sus propias postales, la joven artista pasó por un largo período en el que apenas dibujaba. No fue hasta hace algunos años que, al entrar en l'Escola de la Dona,  descubrió que su vocación era la ilustración. Recuerda que, poco antes de las vacaciones de Navidad, su profesor, el dibujante e ilustrador Ignasi Blanch,  propuso un ejercicio en clase que luego se repitió curso tras curso: ilustrar el texto de los clásicos literarios "El Cascanueces", de E.T.A Hoffman, o el "Cuento de navidad",  de Charles Dickens. 

Desde un primer momento, Laia se sintió atraída por el cuento que inspiró a Tchaikovski para componer su ballet El Cascanueces. Esta obra  se convirtió en su particular obsesión, especialmente después de haber descubierto en la biblioteca el álbum ilustrado por Roberto Innocenti. Del primer capítulo llegó a hacer hasta 3 versiones diferentes componiendo su particular trilogía de postales de Navidad de El Cascanueces, la última de las cuales la realizó bajo la supervisión de la ilustradora Mariona Cabassa.

Trilogia de postales de Navidad El Cascanueces, de Laia Codina


Yo he tenido la suerte de ser la destinataria de estas postales. La primera me la dio en mano, el día en que nos conocimos, y me sorprendió que aún hubiese alguien que mantuviera viva esa costumbre. Pero mi asombro fue aún mayor cuando supe que la había dibujado ella. Sus trazos tienen una redondez distinta a la de las ilustraciones de antaño, pero en su expresión hay una ternura similar, un aire de ensoñación que evoca, como las postales que yo recuerdo, a la Navidad de siempre.

Laia Codina, empieza ahora a abrirse camino en el mundo de la ilustración. Entre sus proyectos se incluyen las postales navideñas, ya que es una defensora del hábito de escribir y enviar christmas por correo tradicional. Una opinión que comparto, porque lo único que puede compararse a la emoción de rebuscar en un cajón la tarjeta ideal es recibirla. Un sentimiento que se aprecia en los trazos de Cucatraca, tal vez porque los alienta el ánimo de aquella niña que fuimos todos, la que escogía postales de una caja y la que coloreaba sus propias reproducciones.